Esta exposición artística se compone de elementos a partir de diversos materiales plásticos reutilizados de envases, tapas, acetatos. Estos pasan por diferentes procesos de transformación como el calor, la presión y el agua con el fin de reblandecer para buscar así formas deseadas, logrando de este modo los futuros habitantes del mar, móviles que van sobre tela trabajada con la técnica tay-day como fondo marino.
Como es sabido, la alta contaminación ambiental de las sociedad llega hasta el fondo marino, y este es el enfoque que se le da a esta exposición, especialmente por los desechos plásticos flotantes que se degradan por la acción de la luz solar y otras condiciones ambientales, convirtiéndose en trozos y partículas orgánicas cada vez más pequeños, que fácilmente son consumidos por los organismos marinos muy cerca a la superficie del mar. En consecuencia, estos residuos tóxicos de la basura plástica entran por completo en la cadena alimenticia de la vida marina, toxinas que alteran notablemente sus hormonas y así sus descendencias genéticas que superviven en este medio.
Por otro lado, crece día a día, muchas especies marinas quedando atrapadas en redes o mallas de plástico, creando su habitad en aguas profundas.
Más que pensar y entender, es mejor sentir y comprender la expresión del arte; pues, se trata de la vivencia y la reflexión personal que se genera, ya sea por parte del artista o de quien observa la obra expuesta. Además, me parece que la noción o concepto de la naturaleza del arte no lo expresa todo, ya que estamos ante un mundo de posibilidades y vivencias más dinámicas y enriquecedoras de lo estético y del mundo de lo humano y social que es posible representar en las obras.
Por otra parte, concibo el arte no tanto como un producto acabado, no es un “arte de resultados” y terminados, por el contrario, este se construye en forma continua y constantemente, ya que el artista puede llegar a crearlo, pero el observador y el crítico siga reconstruyendo y así actualizando la obra de arte. Es así como me aproximo a esta concepción de la estética y de la expresión artística, en cuanto que se trata de una corriente que se extiende últimamente cada vez más en nuestros contextos sociales, cuya pretensión es la utilización del arte para la co-creación y co-construcción y, así mismo con el fin de buscar la sensibilización de la sociedad moderna sobre el uso responsable y solidario de los embaces plásticos. Esto implica que toda una sociedad debe inquietarse por reutilizar materiales desechables para recrear, de ahí la importancia del fenómeno cultural y mundial del “reciclaje creativo”, el “arte plástico” adoptando en algunos casos los preceptos de la estética.
La apreciación del arte también ha contribuido como una función del desarrollo de la persona humana, en comunicación y expresión; pues, también se desarrolla las dimensiones de lo cognitivo, la motricidad, la afectividad y la sociabilidad en la persona que lleva a cabo estas actividades creativas, concediendo más independencia, la capacidad creativa y la posibilidad de ser original, dándome así en el transcurso del tiempo una mayor libertad para hacer, para descubrir y desarrollar la pasión por este trabajo artístico.
Ahora, de lo no estético que se manifiesta y se percibe como un montón de basura, es posible entonces reorganizarla en una nueva dimensión de sus formas. La primera parte del proceso, como la recolección de este tipo de materiales es importante y forma parte del hecho creativo, que se genera en el encuentro con un objeto cualquiera dado en cualquier parte. Esto implica que el ser humano tiene el poder de “dar una segunda vida a los objetos del universo”. Creando así una forma de vida amigable con la naturaleza, y que hace resistencia al “mundo industrial”, que consiste en devolver sus residuos a un nuevo punto de vista.